sábado, 17 de diciembre de 2016

Mi primera vez en la cancha.





Soy Félix, termine el jardín hace unos días, solo tengo tres años y mi papa Ramón me dijo que hoy íbamos a ir a la cancha, me dijo que íbamos a ver la Pincha.  Me entusiasme tanto que agarre la pelota al instante pensando que iba a jugar yó, mi papa se rió y me dijo… “no Fé! Vamos a ver, vamos a alentar vamos a gritar goles!..., ahí entendí que íbamos a ver “fubo”.
Llego el día y en casa de mi papá encontré arriba de la cama dos camisetas del pincha, una grande y una chiquitita con una estrella blanca, que mi papá me conto que esa fue su primer camiseta, la camiseta que su papá se la había regalado cuando yo tenía su edad, la única camiseta de ese tamaño y más parecida a la de Estudiantes,… y me dijo… “ antes no había tantas como ahora…”.
Nos vestimos como si esas camisetas fueran nuestra armadura de superheroes y caminamos con grandeza y orgullo por el centro de Ramos hasta encontrar el auto de mi pá, deteniéndonos a cada momento para que escuchar las recomendaciones que me daba sobre ”…lo que es el fútbol…”, y yo solo entusiasmado con poder patear la pelota.
Llegamos a la cancha y mi pá me compro una entrada, me dijo “guardala que de esto no se vuelve”, y ahí empecé a darme cuenta que muchas cosas que me decía no lo estaba entendiendo, pero tenia tanto entusiasmo que no sabía si entrar corriendo o  a upa, mi padre no dudo y me alzó, ahí fue cuando entramos y de repente el estadio que estaba casi a oscuras se iluminó.
Nos sentamos en lo que mi padre llama “gradas”, gente que nunca vi me sonreía y me tocaba la cabeza, yo avergonzado me refugiaba en los brazos de mi pá, los ruidos de bombos y trompetas como las canciones no se parecen para nada a las de Topa pero era todo nuevo para mi, fue el momento que el pincha salía a la cancha, fue el momento que vi a Estudiantes jugar.
Yo solo miraba la pelota volar y pensaba que tan alto podía volar, veía a gente muy enojada con ese señor de amarillo que mi padre me dijo que es como un policía del partido,  todos decían malas palabras como “Cola roto, Pluto, Orro, Pelotuo, desordenado”, me asustaba pero también me reía, hasta que en un momento todos gritaron gol!, mi padre salto espantado y me levanto feliz, me samarreo y me dijo “… Feli hicimos un gol! Gritemos un gol… nuestro primer gol!!! “, me alteré, me contuve de llorar, pero ver a todos sonriendo y alegres me calmó, momentos después terminó una parte del partido y fuimos contentos a comprarnos algo de tomar.
Ya había comenzado la otra parte del partido y yo solo quería jugar, quería correr y patear todo lo que estaba en el suelo, mi pá estaba inquieto y volvimos a la tribuna, veía como la cara de él se transformaba, nerviosamente se preocupaba por mi y yo me abrazaba a su pierna en cada gol que sufria el pincha, él intentaba mantener su tranquilidad pero la gente estaba otra vez enojada. Ya me quería volver a casa, y mi pá me dijo que ya terminaba, y un ratito después el pincha metió un gol y todos empezamos a saltar, ahí ya se me habían pasado las ganas de volver.
Mi pá nervioso me alzó y nos fuimos cerca del alambrado a ver el final del partido, hombres de rojo y de negro pateaban fuerte la pelota y de repente la cara de mi pá se transformó en amargura, me miro y me dijo  ”…nos metieron otro gol hijo perdimos…” y yo le respondí “…papi no te vayas…” , y él respondió “...no hijo estamos acá… estamos juntos.. no pasa nada…!.
Ya camino al auto devuelta a casa mi papá Ramón se puso de cuclillas me miró y me conto algo para que sepa y para que no me olvide, “… si queres saber que es el pincha tenes que saber que los fracasos y perder en los últimos minutos es parte de nosotros, pero no te preocupes hijo, el amor no sabe de resultados…”

Yo no entendí nada de nada solo se que soy feliz al lado de mi papá.