Soy Félix, termine el jardín hace unos días, solo tengo tres
años y mi papa Ramón me dijo que hoy íbamos a ir a la cancha, me dijo que íbamos
a ver la Pincha. Me entusiasme tanto que
agarre la pelota al instante pensando que iba a jugar yó, mi papa se rió y me
dijo… “no Fé! Vamos a ver, vamos a alentar vamos a gritar goles!..., ahí
entendí que íbamos a ver “fubo”.
Llego el día y en casa de mi papá encontré arriba de la cama
dos camisetas del pincha, una grande y una chiquitita con una estrella blanca, que
mi papá me conto que esa fue su primer camiseta, la camiseta que su papá se la había
regalado cuando yo tenía su edad, la única camiseta de ese tamaño y más
parecida a la de Estudiantes,… y me dijo… “ antes no había tantas como ahora…”.
Nos vestimos como si esas camisetas fueran nuestra armadura
de superheroes y caminamos con grandeza y orgullo por el centro de Ramos hasta
encontrar el auto de mi pá, deteniéndonos a cada momento para que escuchar las recomendaciones
que me daba sobre ”…lo que es el fútbol…”, y yo solo entusiasmado con poder
patear la pelota.
Llegamos a la cancha y mi pá me compro una entrada, me dijo “guardala
que de esto no se vuelve”, y ahí empecé a darme cuenta que muchas cosas que me
decía no lo estaba entendiendo, pero tenia tanto entusiasmo que no sabía si
entrar corriendo o a upa, mi padre no
dudo y me alzó, ahí fue cuando entramos y de repente el estadio que estaba casi
a oscuras se iluminó.
Nos sentamos en lo que mi padre llama “gradas”, gente que
nunca vi me sonreía y me tocaba la cabeza, yo avergonzado me refugiaba en los
brazos de mi pá, los ruidos de bombos y trompetas como las canciones no se
parecen para nada a las de Topa pero era todo nuevo para mi, fue el momento que
el pincha salía a la cancha, fue el momento que vi a Estudiantes jugar.
Yo solo miraba la pelota volar y pensaba que tan alto podía
volar, veía a gente muy enojada con ese señor de amarillo que mi padre me dijo que
es como un policía del partido, todos decían
malas palabras como “Cola roto, Pluto, Orro, Pelotuo, desordenado”, me asustaba
pero también me reía, hasta que en un momento todos gritaron gol!, mi padre
salto espantado y me levanto feliz, me samarreo y me dijo “… Feli hicimos un
gol! Gritemos un gol… nuestro primer gol!!! “, me alteré, me contuve de llorar,
pero ver a todos sonriendo y alegres me calmó, momentos después terminó una
parte del partido y fuimos contentos a comprarnos algo de tomar.
Ya había comenzado la otra parte del partido y yo solo
quería jugar, quería correr y patear todo lo que estaba en el suelo, mi pá
estaba inquieto y volvimos a la tribuna, veía como la cara de él se transformaba,
nerviosamente se preocupaba por mi y yo me abrazaba a su pierna en cada gol que
sufria el pincha, él intentaba mantener su tranquilidad pero la gente estaba
otra vez enojada. Ya me quería volver a casa, y mi pá me dijo que ya terminaba,
y un ratito después el pincha metió un gol y todos empezamos a saltar, ahí ya
se me habían pasado las ganas de volver.
Mi pá nervioso me alzó y nos fuimos cerca del alambrado a
ver el final del partido, hombres de rojo y de negro pateaban fuerte la pelota
y de repente la cara de mi pá se transformó en amargura, me miro y me dijo ”…nos metieron otro gol hijo perdimos…” y yo
le respondí “…papi no te vayas…” , y él respondió “...no hijo estamos acá…
estamos juntos.. no pasa nada…!.
Ya camino al auto devuelta a casa mi papá Ramón se puso de cuclillas
me miró y me conto algo para que sepa y para que no me olvide, “… si queres
saber que es el pincha tenes que saber que los fracasos y perder en los últimos
minutos es parte de nosotros, pero no te preocupes hijo, el amor no sabe de
resultados…”
Yo no entendí nada de nada solo se que soy feliz al lado de
mi papá.